MANRESA- Las plantas de marihuana existen desde siempre y han servido para aliviar las tensiones de las culturas milenarias. Aceptado esto, puede admitirse que Adán y Eva fumaron algún que otro «petardo» en el Paraíso casi con toda seguridad. Este es el argumento de los miembros de la Asociación Pro Legalización de las Drogas, de Manresa, responsable de la «fumada» de hachís con la que han querido «romper la hipocresía de la sociedad capitalista».
Dos grandes porros y una planta de marihuana presiden el acto, pero todos prefieren liar sus «canutos» en los rincones de la plaza para formar pequeños grupos y analizar las miserias de «esta sociedad de consumo». Los policías vigilan con sigilo los posibles excesos, pero al final todo acaba en un concierto musical de estridente sonido donde la cerveza reina por encima de la marihuana.
En nombre de la asociación se lee un manifiesto para reclamar un debate sereno sobre la conveniencia de la legalización de los derivados del cannabis. «Las drogas han sido el sustento de multitud de culturas ancestrales. Por eso es necesario dar a conocer sus beneficios para que nos podamos aprovechar todos». Con la convocatoria se desafía al Ayuntamiento, que había prohibido el acto.
Los fumadores -convocados por la asociación y un ateneo popular de Manresa- se muestran complacidos, pese a su rostro contrariado, ante la concentración de periodistas. Estos querían ver una sentada hippie, a la vieja usanza, en la que el humo de los porros fuera el protagonista, pero Manresa es un pueblo donde todo el mundo se conoce y teme las habladurías de los vecinos que se producirán durante la semana.
En los grupúsculos de subversión contra la sociedad capitalista los «canutos» circulan con tranquilidad. Los organizadores son los mismos que defienden a los insumisos al servicio militar y del servicio social sustitutorio que permanecen en prisión o a los independentistas catalanes.
La música «reggae» invita a insultar a las autoridades. «Todo el mundo sabe que los concejales fuman sus «canutos» habitualmente. No sé por qué se han escandalizado ante una fumada cuando lo que tendrían que haber hecho es sumarse con naturalidad», afirma con rotundidad Jordi, un fumador de marihuana un tanto mayorcito.
Y las autoridades aparecen, pero prácticamente son aliados. Josep Ramón Mora y Toni Casserres, concejales de IC y de la Assemblea d Unitat Popular, que gobiernan en el Ayuntamiento junto con el PSC y ERC, conversan animadamente con los asistentes aunque no se atreven a iniciar en público el ritual en que se convierte siempre la transformación de un cigarrillo rubio en un porro.
Los organizadores deambulan con parsimonia por la plaza en que se ha convocado la concentración de «fumatas». Adam Majó, miembro del Ateneo, no entiende nada. «Sólo se trata de pedir un derecho que todo ciudadano tiene para intentar modificar la legislación. No sé por qué se ha provocado tanta expectación. Además, fumar porros es mucho menos dañino que beber alcohol. El Ayuntamiento se ha plegado a las exigencias de la oposición y de la gente "carca" de la ciudad».
En la plaza donde se concentran los «fumadores» también hay curiosos que no han evitado la tentación de comprobar si el Ayuntamiento enviaba a la Policía para «apagar los porros».
Se les identifica con facilidad. No llevan camisetas que reclamen solidaridad con Nicaragua, o con los insumisos, o con Bosnia o que muestre una clara A, de anarquía. Vienen con su pareja y con sus hijos a un lugar «no muy edificante», como afirma uno de ellos.
Mientras ensaya el grupo que más tarde amenizará la velada, la asociación recoge firmas. Sus objetivos son claros: que el Ayuntamiento «progresista de Manresa» apruebe en pleno la legalización de las drogas, que no se sancione el consumo de los derivados del cannabis y que se aprovechen las zonas reservadas para fumadores en todos los lugares públicos para liar tranquilamente los «canutos». Y el grupo comienza su actuación.
1 comentari:
bé, ja se sap com és el mundo, el que m'estranya és que encara no l'hagin ilegalitzat per provocar diarrea mental
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